El Laverinto Del Eclipse-Chapter 11: Capítulo 5 – La Huida Desesperada

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Chapter 11 - Capítulo 5 – La Huida Desesperada

El mundo se convirtió en un torbellino de caos.

Kai corría con todas sus fuerzas, sintiendo cada latido en su pecho como un tambor de guerra. Detrás de ellos, la criatura los seguía, su respiración gutural resonando en la noche.

Dante lideraba el grupo, zigzagueando entre los escombros de lo que alguna vez fue un edificio de oficinas. Iván corría detrás, sudando y maldiciendo en voz baja.

Lía iba a su lado, jadeando.

—¡Esa cosa es demasiado rápida!

Kai apretó los dientes. Lo sabía. No importaba cuánto corrieran... tarde o temprano, la criatura los alcanzaría.

—¡Al callejón! —gritó Dante, señalando un pasillo estrecho entre los restos de dos edificios.

El grupo se lanzó hacia la oscuridad. Las sombras los envolvieron, y la criatura se detuvo en la entrada.

Los miraba. Analizándolos.

Lía tragó saliva.

—¿Por qué no entra...?

Kai sintió un escalofrío. Eso significaba que la criatura no era solo una bestia. Era inteligente.

Esperaba algo.

Iván apuntó su rifle y disparó.

¡BANG! ¡BANG!

Las balas impactaron en la pared cuando la criatura se movió con una velocidad imposible. Sus huesos crujieron mientras doblaba el cuerpo en ángulos imposibles y desaparecía entre los edificios.

El silencio cayó como una losa sobre el grupo.

Kai apretó los puños.

—Nos está cazando...

Dante respiró hondo, intentando calmarse.

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—Tenemos que encontrar refugio antes de que vuelva.

Pero ya era demasiado tarde.

La Trampa

El grupo avanzó entre las ruinas, con la piel erizada. Cada sombra podía ser una amenaza.

De repente, Iván gritó.

—¡MIERDA!

El suelo cedió bajo sus pies.

Kai intentó agarrarlo, pero Iván cayó en un agujero oculto entre los escombros. El sonido de su cuerpo golpeando el fondo fue seco y brutal.

—¡Iván! —gritó Lía, corriendo hacia el borde del agujero.

Kai iluminó con su linterna. Iván estaba en el fondo, con una pierna doblada en un ángulo horrible.

—¡Maldición...! Me jodí la pierna... —gruñó Iván, con el rostro pálido por el dolor.

Dante maldijo.

—¡Tenemos que sacarlo de ahí!

Kai se inclinó, extendiendo su mano.

Entonces, la criatura apareció de la nada.

Sus garras afiladas destrozaron el pecho de Iván en un solo golpe.

La sangre salpicó las paredes del agujero.

Iván intentó gritar... pero no tuvo tiempo.

Lía se cubrió la boca con la mano, horrorizada.

Kai sintió la desesperación arderle en el pecho.

—¡No...!

Pero no podían hacer nada. Iván estaba muerto.

La criatura los miró desde el fondo del agujero.

Y sonrió.

Dante palideció.

—...Eso no es un infectado.

Kai sintió que su estómago se hundía.

Algo estaba muy mal.

Sin Escapatoria

El grupo corrió sin mirar atrás. El horror pesaba en sus cuerpos como una maldición.

Dante apretó los dientes.

—No vamos a sobrevivir si no encontramos refugio.

Lía lo miró con miedo.

—¿Y si ya estamos muertos?

Kai la tomó de la muñeca y la obligó a mirarlo.

—No lo estamos. Todavía no.

Lía respiró hondo.

Pero en el fondo... ambos sabían que la criatura no se detendría.

Dante señaló un edificio derrumbado.

—Ahí.

Se metieron entre las ruinas. El interior era oscuro y silencioso.

Kai intentó calmar su respiración. Sabía que la criatura los estaba esperando.

Y pronto, vendría por ellos.