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El Laverinto Del Eclipse-Chapter 13: capitulo 1 - Ecos de la Oscuridad
Chapter 13 - capitulo 1 - Ecos de la Oscuridad
El aire estaba cargado de polvo y ceniza mientras Kai y Lía avanzaban entre los escombros de lo que alguna vez fue un asentamiento. Los restos de tiendas de campaña destruidas, vehículos oxidados y esqueletos de edificios derrumbados eran las únicas huellas de lo que en el pasado había sido un refugio para los sobrevivientes. El asentamiento de Hollow Creek.
—No me gusta esto —murmuró Lía, sosteniendo su ballesta improvisada con los nudillos blancos.
—A mí tampoco —respondió Kai, observando el entorno con cautela. Su machete estaba listo en su mano, pero lo que más le preocupaba era el silencio.
Desde que entraron al asentamiento, no habían visto ni un solo infectado. No había cadáveres recientes, ni rastros de vida, ni los habituales sonidos de gruñidos o pasos arrastrándose en la distancia. Era como si algo hubiera limpiado el lugar.
Algo que aún podía estar cerca.
Exploración y un Descubrimiento Perturbador
Se movieron entre los edificios, revisando en busca de suministros. Las mochilas casi vacías colgaban de sus espaldas; necesitaban provisiones antes de seguir adelante.
En lo que parecía ser una antigua clínica improvisada, encontraron documentos esparcidos por el suelo, algunos manchados de sangre seca. Lía recogió uno con cuidado y lo leyó en voz baja.
—"Fase 3. Síntomas avanzados. Resistencia extrema. Alteraciones cognitivas..." —susurró. Sus ojos se clavaron en Kai con un destello de miedo—. Esto no es sobre infectados comunes.
Kai tomó otro informe. Los experimentos con el virus Eclipse habían continuado aquí. Descripciones de mutaciones, sujetos que "desarrollaron habilidades anormales", pruebas con la niebla... Todo indicaba que los científicos del Proyecto Génesis habían estado aquí, haciendo cosas que no deberían haber hecho.
—Esto explica por qué no hay cuerpos —Kai arrugó el papel entre los dedos—. No murieron aquí... se convirtieron en algo más.
Lía tragó saliva y miró hacia la puerta abierta, como si algo fuera a aparecer en cualquier momento.
La Aparición de la Criatura
De pronto, un ruido gutural resonó en los pasillos oscuros. No era un gruñido común de infectado. Era profundo, distorsionado, inhumano.
Kai apagó su linterna de inmediato y ambos retrocedieron, pegándose contra una pared mientras sus corazones latían con fuerza. Las sombras en el pasillo se movieron.
Algo estaba allí.
Una figura alargada se deslizó entre la oscuridad, con movimientos fluidos y erráticos. No tenía ojos, pero los sentía observándolos. Sus extremidades eran más largas de lo normal, como si sus huesos hubieran crecido de manera antinatural.
—Mierda —susurró Kai.
La criatura giró bruscamente la cabeza hacia ellos.
Y cargó.
Lía disparó la ballesta por puro instinto, pero la flecha solo rozó su costado. Kai intentó atacar con su machete, pero la cosa se movió demasiado rápido. Se lanzó sobre él, derribándolo con una fuerza descomunal.
Kai sintió su respiración helada y un olor putrefacto mientras luchaba por evitar que sus garras le atravesaran el cuello. Lía cargó contra la criatura con un golpe feroz, logrando apartarla de él.
—¡Corre! —gritó, y ambos salieron disparados del edificio.
Pero el peligro no había terminado.
Un Segundo Enemigo Aparece
Apenas cruzaron la calle, se toparon con un grupo de figuras humanas al otro lado del asentamiento. No infectados, sino sobrevivientes armados.
—Los Carroñeros. —Lía apretó la mandíbula.
Los hombres los vieron y, sin dudarlo, levantaron sus armas.
—¡No dejen que escapen!
Disparos.
Kai y Lía se arrojaron detrás de un auto destrozado mientras las balas impactaban a su alrededor. Estaban atrapados entre dos horrores: la criatura dentro de la clínica y los Carroñeros afuera.
Un grito desgarrador se escuchó desde el edificio. La criatura había salido.
Los Carroñeros se giraron en su dirección, confundidos por el sonido. Kai aprovechó el momento para lanzarse sobre uno de ellos, atacándolo con su machete y derribándolo.
Pero no pudieron reaccionar a tiempo.
La criatura saltó sobre los Carroñeros con una velocidad monstruosa.
Lo que siguió fue un baño de sangre.
Los sobrevivientes gritaron mientras eran destrozados, sus armas inútiles contra aquella aberración. Kai y Lía aprovecharon el caos para correr, esquivando cuerpos y escombros mientras la masacre se desataba detrás de ellos.
Una Pérdida Dolorosa
Corrieron hasta llegar a las afueras del asentamiento, pero uno de los Carroñeros aún estaba con vida. Y no iba a dejarlos escapar.
Un disparo retumbó en el aire.
Kai sintió el impacto antes de darse cuenta de lo que había pasado. Se giró, esperando ver a Lía, pero entonces lo vio.
Kurt, el sobreviviente que se había unido a ellos hace dos semanas, estaba de pie frente a ellos... con sangre brotando de su pecho.
Lía jadeó, corriendo hacia él, pero Kurt levantó una mano débilmente.
—Váyanse... ahora...
Se desplomó en el suelo mientras el Carroñero que había disparado recargaba su arma.
Kai no dudó. Se lanzó sobre él y lo mató sin piedad.
El Escape y la Nueva Determinación
No hubo tiempo para lamentarse. La criatura aún estaba allí.
Con el corazón latiendo descontroladamente, Kai y Lía siguieron corriendo, dejando atrás los gritos, la sangre y las ruinas de otro asentamiento perdido.
Cuando finalmente se detuvieron en una colina lejana, miraron hacia atrás.
El asentamiento estaba envuelto en niebla densa. Y dentro de ella, los ojos rojos de la criatura brillaban en la oscuridad, observándolos.
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Lía apretó los puños con fuerza.
—No podemos seguir huyendo.
Kai respiró hondo, con la mente aún ardiendo por lo que acababa de pasar.
—No —murmuró—. Tenemos que encontrar la verdad. Y destruir a lo que sea que esté detrás de esto.