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El Laverinto Del Eclipse-Chapter 14: Capítulo 2 – Cazadores y Presas
Chapter 14 - Capítulo 2 – Cazadores y Presas
La luna estaba oculta tras densas nubes grises, proyectando sombras que parecían moverse con vida propia. Kai y Lía corrían. Sus pulmones ardían, sus piernas protestaban, pero no podían detenerse. Algo los seguía.
Desde que escaparon de Hollow Creek, la sensación de estar siendo acechados no los abandonaba. No se escuchaban gruñidos, ni pasos... solo un silencio que los envolvía como un sudario.
—No podemos seguir así —jadeó Lía, deteniéndose un instante y apoyándose en un árbol. Sus mejillas estaban cubiertas de sudor y suciedad.
Kai miró a su alrededor. Estaban en un bosque espeso, la niebla envolvía los troncos torcidos y la maleza parecía cerrarse sobre ellos. No podían ver más allá de unos pocos metros.
—Tenemos que encontrar un refugio —dijo él.
Lía asintió con cansancio. Kai sabía que estaba afectada por la muerte de Kurt, pero ella no lo demostraría fácilmente. No era el momento para hablar de eso, pero lo sentía en su mirada.
Siguieron avanzando, manteniéndose bajos y evitando las zonas más abiertas. Cada sonido del bosque les ponía los nervios de punta.
Una Advertencia en la Oscuridad
Después de casi una hora, encontraron una vieja cabaña oculta entre los árboles. La estructura de madera estaba inclinada, como si el tiempo hubiera tratado de hundirla en la tierra, pero parecía estable.
—Servirá —susurró Lía, acercándose a la puerta.
Kai levantó una mano para detenerla. Algo estaba mal.
El suelo frente a la entrada estaba cubierto de tizas blancas, formando un patrón extraño. Kai se inclinó y tocó una de ellas.
—Esto... —murmuró, sintiendo el polvo deshacerse entre sus dedos—. Es una advertencia.
Lía lo miró confundida, pero antes de que pudiera responder, un crujido los hizo girarse.
Alguien estaba detrás de ellos.
De entre los árboles emergió una figura cubierta con una capucha de tela gris y un chaleco hecho de pieles y parches de cuero. Su rostro estaba parcialmente cubierto por vendas, dejando solo un ojo visible. En sus manos sostenía un cuchillo oxidado, aunque no adoptó una postura amenazante.
—No pisen las marcas —su voz era ronca, como si no hubiera hablado en mucho tiempo—. O los atraerán.
Lía llevó la mano a su ballesta, lista para disparar.
—¿A quiénes?
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El desconocido observó el bosque por un segundo, luego los miró con seriedad.
—A ellos.
El Pasado de un Sobreviviente
Después de asegurarse de que no representaba una amenaza inmediata, Kai y Lía aceptaron entrar en la cabaña, evitando cuidadosamente las marcas de tiza.
El interior estaba lleno de objetos desgastados: mapas con anotaciones, frascos con hierbas, y una lámpara de aceite medio vacía que proporcionaba una luz tenue.
—¿Quién eres? —preguntó Kai, cruzándose de brazos.
El hombre se quitó la capucha y las vendas, revelando un rostro curtido por el tiempo y la guerra. Tenía cicatrices profundas en la mejilla y un mechón de cabello canoso sobresalía de su sien.
—Mi nombre es Gideon —respondió—. Y si quieren sobrevivir... más vale que escuchen.
Lía frunció el ceño.
—¿Sobrevivir a qué?
Gideon se inclinó hacia adelante, con una mirada oscura.
—Al Eclipse... en su forma más pura.
La Verdad Sobre la Criatura
Lo que Gideon les contó los dejó helados.
Los infectados que habían visto hasta ahora no eran más que las primeras fases del virus Eclipse. Pero, en ciertos casos, cuando el virus se combinaba con la niebla generada por los experimentos del Proyecto Génesis, evolucionaba en algo más... en algo consciente.
—Los llamo los Espectros —dijo Gideon—. No son solo bestias sin mente. Aprenden. Cazan. Y lo peor de todo... es que nos necesitan.
—¿Nos necesitan? —Kai entrecerró los ojos.
Gideon asintió con gravedad.
—No pueden existir sin los humanos. La niebla por sí sola no los crea. Necesitan un huésped... pero no cualquiera. Solo los más fuertes sobreviven a la transformación completa.
Kai sintió un escalofrío recorrerle la espalda. ¿Podrían encontrarse con más criaturas como la de Hollow Creek?
—¿Cómo los detenemos? —preguntó Lía, con los dientes apretados.
Gideon los miró en silencio durante unos segundos antes de responder.
—Los que controlan la niebla.
Los Cazadores se Acercan
Antes de que pudieran seguir con la conversación, un sonido rasgó la noche.
Un grito inhumano.
Lía se puso de pie de inmediato y Kai tomó su machete. Gideon apagó la lámpara de aceite, dejando la cabaña en una penumbra total.
—Nos encontraron —susurró.
Los tres se movieron hacia las ventanas. Entre los árboles, apenas visibles por la luz de la luna, varias figuras se deslizaban en la oscuridad.
—Mierda —murmuró Kai.
—No son solo infectados... —dijo Gideon en voz baja—. Algunos de ellos piensan.
Lía sintió un escalofrío en la nuca. No había solo Espectros acechándolos. También vio sombras humanas moviéndose entre los árboles.
—No estamos solo contra ellos —susurró—. Alguien los está guiando.
Un disparo rompió el silencio.
La ventana explotó en pedazos y los tres se lanzaron al suelo.
—¡Nos están cazando! —gritó Kai.
El enfrentamiento había comenzado.