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El Laverinto Del Eclipse-Chapter 27: Capítulo 1 – Ecos del Pasado
Chapter 27 - Capítulo 1 – Ecos del Pasado
El sol apenas asomaba entre la bruma, tiñendo de un gris apagado las ruinas de una estación de tren olvidada. Este lugar, envuelto en silencio y sombras, era el primero de muchos vestigios del antiguo mundo, y según los rumores, en sus muros se escondían las huellas de los experimentos del Proyecto Génesis. Kai y Lía llegaron a la entrada, dejando atrás el Último Bastión, con la convicción de que en este sitio podrían hallarse respuestas sobre el virus Eclipse y la misteriosa "marca" que parecía afectar a algunos supervivientes.
Kai se detuvo frente a la gran puerta de hierro, carcomida por el tiempo. Su mirada recorría cada grieta y dibujo desgastado en el metal, intentando descifrar los secretos que allí se ocultaban. Lía, con pasos cuidadosos, lo acompañaba y sostenía su propia arma improvisada con una mezcla de cautela y determinación.
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—Siento que este lugar guarda más que escombros y polvo —dijo Lía en voz baja, casi como un susurro, mientras su mirada se perdía en el horizonte gris—. Hay una energía, algo que nos llama a descubrir su historia.
Kai asintió, recordando los informes que habían encontrado en el Bastión y las conversaciones sobre la "marca" del Eclipse.—Tal vez aquí se encuentre la evidencia de que el virus fue manipulado. Quizá estos muros puedan contarnos quiénes eran realmente aquellos que se atrevieron a jugar con la vida humana.
Mientras se adentraban en la estación, el eco de sus pasos se mezclaba con el murmullo distante del viento. El interior estaba lleno de escombros: papeles dispersos, viejos carteles y equipos rotos que una vez fueron testigos del avance de la civilización. En una esquina, Kai descubrió un viejo mapa garabateado con rutas y anotaciones en tinta casi ilegible.
—Mira esto —dijo, mostrando el mapa a Lía—. Aquí se marca un "Punto de Convergencia". Algunos supervivientes creen que es el lugar donde se concentraban los experimentos del virus.Lía se inclinó para observar los detalles.—Si es así, podría explicar por qué la marca se manifiesta en algunos. Quizá la exposición a esa energía es lo que la activa.
Los dos se internaron más profundamente en la estación. En un vestíbulo semiderrumbado, encontraron una pizarra rota con fórmulas y diagramas que se mezclaban en un caos aparente. Lía, con una mezcla de fascinación y temor, pasó sus dedos por las inscripciones.—Estos cálculos hablan de "la red de la vida" —murmuró—. Dicen que la marca es un circuito biológico que se activa en situaciones extremas.Kai frunció el ceño, mirando los garabatos con atención.—¿Crees que eso signifique que nosotros, o alguien de nosotros, ya estamos marcados?Lía levantó la mirada, sus ojos reflejando la incertidumbre.—A veces, cuando la niebla se espesa, siento un calor extraño en mi piel. No sé si es el virus o... algo más.La pregunta quedó suspendida en el aire, mientras el silencio se impregnaba en cada rincón del edificio.
En ese momento, el sonido de pasos resonó en un pasillo lateral. Los dos se volvieron rápidamente, alertas. Una figura encapuchada emergió de la penumbra; su rostro estaba parcialmente oculto, pero uno de sus ojos brillaba con una intensidad casi inhumana.—Soy Ulises —dijo la figura, su voz suave pero cargada de gravedad—. He estado aquí desde que el Bastión empezó a caer.Kai lo observó con cautela.—¿Qué sabes del Proyecto Génesis y de la marca? —preguntó, con tono firme.Ulises hizo una pausa, levantó ligeramente la capucha y reveló cicatrices que hablaban de batallas pasadas.—He visto documentos y escuchado relatos... El virus Eclipse no fue un accidente. Fue creado con un propósito: forjar una "nueva humanidad". Algunos sujetos experimentales fueron marcados, como si se les hubiera implantado un circuito biológico. Esa marca, dicen, se activa en momentos de gran tensión y podría conferir poderes extraordinarios, o condenar al portador a una transformación irreversible.Lía miró a Kai, y en sus ojos se reflejaba el peso de esa revelación.—Si la marca nos conecta con el virus, tal vez no seamos simples víctimas. Tal vez tengamos la capacidad de controlarlo o de revertir sus efectos —dijo Lía, con una mezcla de esperanza y miedo.Kai asintió lentamente.—Pero también podría significar que estamos condenados a ser parte de ese nuevo orden, sin posibilidad de retroceso.Ulises suspiró.—La verdad es que nadie lo sabe con certeza. Pero lo que sí es claro es que el conocimiento de esa marca es vital para entender cómo detener el Eclipse.La tensión se hizo palpable mientras la figura se retiraba lentamente, dejando a Kai y Lía frente a la pizarra rota y los restos de un pasado olvidado.
—Tenemos que registrar todo esto —dijo Kai, sacando una pequeña libreta y un lápiz raído—. Cada fórmula, cada palabra, podría ser la clave para descifrar la marca.Lía asintió, escribiendo notas rápidamente.—Cada dato es un eslabón en la cadena que nos puede salvar —murmuró, con voz seria.—O condenarnos —añadió Kai, sin apartar la vista del mapa en la pared.
Mientras continuaban explorando la estación, el murmullo del viento se mezclaba con sus conversaciones. Cada sonido, cada crujido, parecía llevar consigo la voz del pasado, recordándoles las atrocidades y las esperanzas que alguna vez se gestaron en este lugar.—Imagina, Lía, si logramos descifrar este enigma —dijo Kai con un tono que oscilaba entre la ansiedad y la determinación—. Podríamos cambiar el destino de todos.Lía lo miró, y por un instante, la vulnerabilidad en su mirada se transformó en una resolución silenciosa.—O quizás, simplemente, encontremos otra forma de seguir viviendo sin que el Eclipse nos defina.La conversación se hizo una mezcla de teorías y confesiones, donde cada palabra era una luz en medio de la oscuridad.—Yo... a veces siento que algo se activa en mí cuando la niebla se vuelve espesa. No sé si es el virus o algo que llevaba dentro —confesó Lía.Kai tomó su mano suavemente y respondió:—Quizá eso es parte de la marca. Algo que nos diferencia, que nos da la posibilidad de luchar. Pero también podría ser la señal de que el destino ya está escrito para nosotros.El silencio que siguió fue interrumpido por la llegada de Roldán, que anunció en voz baja:—Descansen un poco. Mañana, a la primera luz, partiremos hacia el laboratorio subterráneo para buscar más respuestas.Mientras el grupo se dispersaba para prepararse, Kai y Lía se quedaron solos en el vestíbulo.—No sé qué nos depara el futuro —murmuró Kai, mirando fijamente el mapa en la pared—. Pero mientras podamos compartir estas palabras, siento que hay una pequeña esperanza de que la oscuridad no nos engulla por completo.Lía lo miró con ojos serenos y respondió:—Cada palabra, cada secreto, es un paso hacia la verdad. Y esa verdad es lo único que nos puede liberar del Eclipse.La promesa de un nuevo amanecer se colaba en el aire, y aunque el dolor del pasado era aún palpable, el compromiso de buscar respuestas se fortalecía en sus corazones.
El capítulo cerró con Kai y Lía, tomados de la mano, mirando hacia la entrada del laboratorio. La marca del Eclipse, oculta en cada rincón de ese lugar olvidado, era ahora el enigma que debían descifrar para detener la transformación de la humanidad. La luz tenue del amanecer se filtraba por las grietas, prometiendo un día incierto, pero lleno de la posibilidad de cambiar el destino.